No, ya no sabe. En algún momento salió
de su casa de palabras.
Confiada de que no hay ente
que rehuya conciliarse:
todo puede ser entendido
con la recríproca interacción de la dulzura.
A su paso le salieron los sentidos,
rudos a veces, pero nobles.
La razón a todos traicionó.
Sí, ¡fue ella! después de llenar con ilusiones.
La razón se ha vuelto intemerata,
corrupta como vieja deshonrada y recelosa.
Se atreve a todo por llegar a lo sumo.
5-13-1976 / Heideggerianas / de Carlos López Dzur
No comments:
Post a Comment