Friday, December 7, 2007

Mi padre y yo

La ví con una túnica azafrán
de bordes rojos. Como soñaba se sentó
sobre mis muslos y la túnica se esparció
entre mis rodillas y ví su sexo rubio
como su cabellera y sus muslos,
manchados de hojarasca y cieno,
aruñadas como por garras de perro.

«¿Por qué vienes tan sucia de la calle,
por qué te dejas arañar de ese modo?»

Le llamé Gabriela, hija mía y me dijo:
No soy Gabriela aún.

Vengo de la Tierra de los Cíclopes,
por caminos ya por tí olvidados.
Vengo de cazar ciervas y recoger mis aderezos
de cacecería entre los perros, vengo
del lugar donde abundan los linces, vengo
porque me siento hermosa y amada por tus manos.

A mis pies, también ví una cabeza de ciervo.
Un remante del cuerpo de Acteón,
hijo de Aristeo.

12-03-1996 / Frag. de Meditación sobre Artemis / Genealogía

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