Saturday, December 8, 2007

Melancolía de Gilles de Laval ante la Doncella de Orleáns

La sombra del objeto cayó sobre el Yo. Quisiera devorárselo, incorporárselo y, conjuntamente con la fase oral o canibalística, ingerirlo, no retirarse de ese objeto perdido, antes de odiarlo: Sigmundo Freud

Ella se llamó Libertad y ha cambiado de nombre.
Ya no la ama el que la amó tan puramente.
La alude como objeto perdido,
habitáculo y eslabón de sus deseos.

Todo lo suyo gustaba antes de ésto.
Olía a líbido y erótica.
Se excedía en él, su amante
que le fundó muchos templos.
El dijo: «Fue santa
y la quemaron a fuego lento».


Libertad, tan hermosa, habrá que revivirte,
hacerlo en tanto
y como puedo, mientras se filosofa:
¿Quién pudo hacerte el antro del tormento,
promesas incumplidas, desilusión,
tan Gran Ramera? ¿Quién pudo hacerte daño
y arrancarte los misterios y las voces sagradas,
tus dictados profundos?


Te desplegaste, ya buscando
los abrazos babilonios.
Se fue con buitres y lechuzas de la noche.
No madrugó en el estero de quien más la amara.

Gilles dijo: «Me la quitó el mundo;
se la comió el maldito».

Por eso está añorándola, retrotraído
en la raíz que le dio canto.
«Estás en mí y no me voy.
Ni tú te has ido del todo.
Todavía son de otros tus vestidos.
Tus bragas, tu desnudo, míos».


Ahora él es el otro caníbal,
así como fue guerrero santo,
ya no el santo pazguato
que cuidara el campamento
donde la Doncella viste
con pantalón de certidumbre y duerme
y guarda el sexo pulcro, custodiada por él,
admirador, amante, casi arcangelado...

Mas... de su inocencia, de tí, Libertad,
ya hicieron pillaje. Comenzaron las maromas
del discurso oscuro.
Ya no se te ve.
Te encenizaste y dueles.

«Doncella, el amor te identifica
como parte de mí mismo.
Recordarte es como retenerte.
En gratitud primiginia,
no puedo renunciarte.
Te amo más que el mundo»,
dijo Gilles.

«A más odio lo que me circunda, te amo.
A más perdida te juzque el rival,
aunque vengan los salvajes por tus sobras,
te reencuentro y junto los pedazos
y los beso y los como»,

así de sádicamente, en rito oral
de narcismo habla él,
Gilles de Laval, enamorado.

Libertad, eres lo inmortal dentro de la pisquis.
Eres un gozo. Gozo narcista del objeto, gozo
de la melancolía que te recuerda
y te dona para el amado.
Gilles no puede liberarse de tu sombra.

3-14-1988

No comments: