Friday, December 7, 2007

La uranofobia

El tiene todo el derecho del mundo a vivir entre sus libros, escondido del sol y de los mares inmensos. Es su gusto y su derecho. Que se vaya al Jacaranda's, que se vaya al Normandie. Déjelo, déjelo bajo un techo, dentro de un agujero, como la rata que es... Que satisfaga su sed que no se apagará.

Lo que yo llamo uranofobia, desde la perspectiva de mi fantasía, es su horror a mirar la conducta de los sistemas caóticos, su frustración ante el empeño de otros por medir las condiciones iniciales del génesis y dar nombres a las sustancias... El trabajo con que Dios privilegió a Adam, quien vivía casi invisible, imaginándolo todo desde dentro, era URANIAR… salir a espacios libres para desoculttarse. Entrar y salir de las sustancias como su habitualidad.

¿Cómo puede el Dr. Sans-Culottides descubrir las relaciones existentes entre las magnitudes que intervienen en la divinidad de la sustancia si elude que Urano-Cronos lo muerda, se lo chingue, se lo atore? Esa experiencia vino en forma de mujer y de serpiente. Después hallaron que estaban desnudos y se avergonzaron.

El sacerdote de la Catedral del Zócalo también es uranófobo. El dice que el Nombre de Dios es indecible, que las cosas divinas son inescrutables... El está muy cómodo en la capilla. No tiene otro oficio que azotarse con las chamacas. Le echa ojitos a cada mujer que pasa por su lado, y reza su avemaría: «Pobres putitas, qué lástima me dan. Mover las nalgas para ganar el pan». El cura es peor que Cambujo: Se persigna ante dios con tapujo.

¿Por qué mirar hacia el cielo infinito de los quarks, por qué escaparse a los espacios siderales por la ore-rotunda de la boca del Tiempo? No lo desea. Urania es poca cosa, según él. Día tras día, la misa le espera. La cómoda teología de los cristianos demarca sus rutinas. Por el contrario, yo me dejo morder por Dios, pero le arrebato sus secretos como Metis. La Metis sabia y cósmica fue tragada. Fue engullida. Aún más, fue copera de los dioses. Bajó la cerviz y se dejó devorar y visitó los Tártaros y bajó a los infiernos.

En el Olimpo de los burócratas y crédulos de la Lógica de este tiempo, la sabiduría es un capricho, un esquema... Una uranofobia.

04-08-1984
De libro Cuentos para esoteristas y otras menudencias de mi padre, Carlos López Dzur

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